A principios del siglo XX, Japón seguía su proceso de apertura a Occidente. Un proceso que comenzó en 1866 como respuesta a las presiones coloniales y comerciales, y que ponía fin a muchos años de hermetismo de la cultura y sociedad japonesas.

Una cultura milenaria que ha fascinado a Occidente, con una forma de entender el arte única y con artistas tradicionales que han llegado a formar parte del imaginario colectivo. Y eso es exactamente lo que significa la palabra “geisha”: artista. Se trata de mujeres educadas en las artes tradicionales japonesas, como la danza, la música, la ceremonia del té y la conversación. Es una profesión que hoy en día sigue en activo,  y que se ejerce sobre todo en refinadas reuniones sociales y banquetes. La profesión de geisha ha tenido connotaciones negativas por su confusión con las cortesanas, aunque son perfiles totalmente distintos. Tradicionalmente, Kioto ha sido el lugar donde las geishas han obtenido cotas más altas de refinamiento y calidad artística. En Kioto son conocidas como geiko, y las jóvenes aprendizas se denominan maiko. Se distinguen por el tipo de peinado, maquillaje y kimonos, más coloridos en el caso de las jóvenes.

En esta grabación, fechada en el año 1900, podemos ver a geikos de Kioto conversando, bailando y tocando el shamishen. Teniendo en cuenta el secretismo acerca de esta profesión, estamos ante una obra de especial interés para los amantes de la cultura japonesa. Probablemente fue grabada por William Heise, ya que las primeras grabaciones de Japón, fechadas en 1894, son suyas. Esta grabación se ha preservado en el Archivo Nacional de Estados Unidos.

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