El departamento del Archivo de la Real Academia Española ha finalizado recientemente el proceso de descripción de la colección de autógrafos de Pedro Antonio de Alarcón, conservada por la institución desde mediados del siglo xx, pues hasta la fecha solo había recibido un tratamiento archivístico mínimo, no orientado a la divulgación. El resultado de este trabajo reveló que contenía seiscientos cuarenta y cuatro documentos, en su mayoría cartas y tarjetas de visita, y que la nómina de corresponsales de Alarcón, todos pertenecientes a las clases sociales privilegiadas de la segunda mitad del siglo XIX español[1], por ser protagonistas o partícipes en hechos relevantes de la vida política, cultural y social española, superaban el centenar. La colección bien puede considerarse una joya documental, en su conjunto, y por este motivo la incluimos en esta sección de la revista Archivoz.

Pedro Antonio de Alarcón (Guadix, 1833 – Madrid, 1891) fue académico de número desde 1875 hasta su muerte en 1891. En 1877 leyó su discurso de ingreso en la Academia para ocupar el sillón H. Es reconocido como uno de los escritores más importantes de la literatura española del siglo xix, con obras como Diario de un testigo de la guerra de África (1860), su primer éxito literario, El sombrero de tres picos (1874), El escándalo (1875), El niño de la bola (1880) y La pródiga (1882), obras que han mantenido el interés del público y de los investigadores hasta la actualidad.

Alarcón fue miembro destacado de la sociedad cultural la Cuerda granadina antes de trasladarse de Granada a Madrid, y, al igual que otras figuras decimonónicas, compaginó la actividad creadora, con las de periodista, académico y político ―diputado, senador, Consejero de Estado―. Fue director de varios periódicos ya en su juventud, El Eco de Occidente (1853-1854), El Látigo (1854), así como, fundador y redactor de La Política y colaborador en las revistas más importantes de la época, La Redención, El Criterio, La América, El Museo Universal, La Ilustración, El Semanario Pintoresco y el diario La Época.

El reflejo de esta vida polifacética es perceptible en el conjunto de la colección de autógrafos del archivo de la RAE, no solo por el amplio periodo que engloba, 1837-1929, sino también por la nómina de los corresponsales que representan el círculo de amigos y conocidos de Alarcón, en la que encontramos escritores, políticos, militares, miembros del clero y de la aristocracia, pintores, músicos, periodistas, médicos, poetas y críticos literarios. Aunque escasos, también hay autógrafos dirigidos a terceros, como Paulina Contreras, esposa de Alarcón, o Joaquín Alarcón, su hermano, y otros que Alarcón recibió como regalo.

La colección estaba organizada originalmente en cinco legajos, no en un álbum de autógrafos tan de moda en el siglo xix, como ocurre con el álbum de Paulina Contreras[2]. Cada legajo llevaba rotulado en el lomo un índice alfabético de los corresponsales cuyos autógrafos se habían coleccionado. En el primer legajo se agrupan los autógrafos de escritores «de primera línea» y músicos; en el segundo, los de periodistas, pintores, escultores y críticos literarios; en el tercero, aparecen documentos de literatos, médicos, músicos, políticos. En el cuarto legajo predominan los autógrafos de políticos y militares y algún miembro de la aristocracia y del clero. El quinto legajo conserva solamente los autógrafos de José Fernández Jiménez. Desconocemos las razones que llevaron a Alarcón a organizar los autógrafos de esta forma.

La riqueza de la colección está, además, en la diversidad de las tipologías documentales que presenta. Destacan en número las cartas y las tarjetas de visita sobre las notas, esquelas, minutas, originales y borradores de creaciones literarias en prosa y en verso, copias manuscritas y mecanografiadas de cartas y borradores, páginas sueltas de libros y prensa; y retratos en grabado y en fotografía. Es decir, están representadas todas las formas posibles de los autógrafos: manuscritos, cartas autógrafas firmadas, cartas firmadas, simples firmas y fotografías firmadas.

En el discurso epistolar observamos tanto el lenguaje sencillo, espontáneo y sincero como el afectado, propio de una relación más profesional con Alarcón. La temática es amplia, no solo hay intercambio de información sobre asuntos intrascendentes, sino también intercambio de ideas, crítica literaria de una determinada obra, felicitaciones, reproducción de conversaciones, estrategias, confesión de problemas e inquietudes íntimas o profesionales, descripciones de paisajes o hechos relevantes, recomendaciones, etc. Esta diversidad temática puede simplificarse en: (1) contenido intelectual, el referido a cuestiones de la actividad como escritor, periodista y académico, (2) contenido político, el relacionado con su actividad como diputado, senador y consejero de Estado y (3) contenido social, el utilizado para asuntos de amistad y relaciones sociales. El idioma de los documentos es el español, aunque hay algunos en árabe, francés, italiano y latín.

Al trabajar en la colección hemos detectado la pérdida de los autógrafos de algunos corresponsales que aparecían en los índices y hemos encontrado ciertas  dificultades para la identificación del autor de la fotografía de Emilia Pardo Bazán, felizmente resueltas.

Los meses de trabajo han quedado compensados con la contribución a la difusión y conservación de la colección mediante su descripción en la herramienta de consulta en línea del Archivo de la Academia ―http://archivo.rae.es/index.php/coleccion-de-autografos-de-pedro-antonio-de-alarcon―, y a la aportación de más datos para la conformación del perfil humano y profesional de los corresponsales y, especialmente, de Alarcón como escritor, político, persona y coleccionista.

Para finalizar, citamos algunos corresponsales cuyos autógrafos conservó Alarcón: Arrieta, Bretón de los Herreros, Campoamor, Cánovas del Castillo, Castelar, Echegaray, Espronceda, Pardo Bazán, Tamayo y Baus, Valera, Zorrilla, Madrazo, Haes, Nocedal, Ortega y Munilla, Benavente, Pidal y Mon, Manuel Becerra, duques de Montpensier, O’Donnell, Pi y Margall, Prim, Primo de Rivera, José de Salamanca, Serrano, Silvela, Tolosa Latour, López de Ayala, Menéndez Pelayo, duque de Rivas, Roca de Togores, conde de Cheste, Pereda, Arnao, Catalina, Saavedra y Olózaga.

Esperanza Prieto se ha ocupado de la organización de la colección de autógrafos reunida por Pedro Antonio de Alarcón en una estancia de investigación en el Archivo de la Real Academia Española, bajo la dirección de Covadonga de Quintana


[1] Corresponsales extranjeros fueron Giuseppe Verdi, Jorge Ronconi, Héctor Valera.
[2] El álbum de Paulina Contreras de Alarcón (J. A. Yeves Andrés. Madrid: Fundación Lázaro Galdiano; Diputación de Granada, 2013).

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