En 1923, una adolescente llamada Conchita Piquer triunfaba en Estados Unidos con su espectáculo de canto y baile. Ofrecía al público cuplés, jotas y hasta fados, y bailaba tocando las castañuelas. Pero también fue protagonista de la primera película sonora. Si bien los historiadores siempre han considerado «El cantante de jazz» como la primera película sonora de la Historia (Alan Crosland, 1927), en la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos se descubrió una copia de una cinta fechada en 1923 en la que Conchita ofrecía su espectáculo musical. Es un corto de once minutos, realizado por Lee DeForest, considerado el padre del sistema sonoro.
Si bien en un principio la película aparecía fechada en 1927, Agustín Tena consultó la Internet Movie Database (IMDB), la base de datos más grande y fiable del mundo cinematográfico y descubrió que en realidad es de 1923 y que estuvo en manos de un octogenario coleccionista hasta que este la donó a la Biblioteca del Congreso. Finalmente, el Congreso donó a la productora del documental «Conchita Piquer» los derechos mundiales de la cinta, y se comprometió a enviar una copia a la Filmoteca Española.