En el ámbito de los Archivos y la Gestión Documental muchos profesionales han trabajado con microfilm, puesto que sus cualidades de duración, fidelidad al original e inalterabilidad le hacían imprescindible en la conservación de fondos documentales valiosos, así como en la puesta a disposición de los mismos al público.
En los últimos años, desde la generalización del uso de Internet, el microfilm ha ido quedando arrinconado a trabajos de preservación, puesto que no puede competir en la facilidad de uso de las tecnologías digitales para la difusión de información al mayor número de personas.
El microfilm tenía una carencia importante con respecto al mundo digital: la información tenía que ser visual, no podía almacenar más que documentos o imágenes y con cierta calidad puesto que las características del soporte y el proceso tenían un límite.
Sin embargo, hace unos años se diseñó un nuevo uso para el microfilm que viene a solucionar este problema y permite el almacenamiento fiel de cualquier tipo de formato y con la calidad original. Este sistema convierte los bits de la información digital en niveles de gris que se plasman en un código de barras 2D y los imprime en la película para su conservación.
Este proceso permitiría la recuperación de la información archivada en la película hasta al menos 500 años en condiciones normales, sin necesidad de ninguna intervención humana para transformar los datos o cambiarlos de soporte. Al evitar esta necesidad de transformación, se impide la perdida de información, sea por carencias de los soportes utilizados y de los formatos, por errores humanos y técnicos o por acciones deliberadas de quien tiene acceso a la información. Las buenas prácticas en estos procesos indican que en cada migración se pierde de media un 5% de la información original y, por tanto, el riesgo introducido en la conservación a largo plazo es importante.
Además, para garantizar el acceso futuro a la información, los desarrolladores de esta tecnología incluye en una zona reservada del propio film y en formato legible por humanos las instrucciones necesarias para que quien vaya a utilizarlo en el futuro disponga de toda la información que le permita acceder de nuevo a los contenidos que almacena, por ejemplo, descripciones del formato de los fotogramas, descripciones de formatos de los archivos, equipos necesarios, etc.
Un sistema informático complementa esta solución y permite gestionar de manera eficiente otros aspectos de la preservación digital, como la normalización de formatos, validación de los archivos para garantizar su preservabilidad a largo plazo, verificaciones de contenido, ingestión automática de metadatos, definición de políticas, así como el control de las tareas en marcha. Este sistema se ha construido siguiendo las pautas definidas en el estándar OAIS y puede integrarse con los sistemas de difusión y gestión que puedan tener las entidades y así facilitar aún más el proceso de preservación.
Una última cuestión a destacar de este tipo de soluciones es que su disponibilidad de almacenamiento no está disponible de forma online (las películas se almacenan en un archivo sin conexión) lo que puede ser un elemento importante para minimizar posibles accesos no deseados que son posibles en otro tipo de soluciones conectadas.
En este mundo digital, con unas necesidades cada día mayores de almacenamiento, una visión disruptiva como este tipo de soluciones puede ayudar a garantizar el acceso futuro a la información digital más valiosa cambiando los paradigmas existentes sobre el coste de la preservación y la forma en que ha de realizarse.
A veces hace falta mirar al pasado para encontrar soluciones de futuro.